Fic: Un momento especial (Adler & Michaelis)

Sábado, 08:00

Era un día cualquiera para la mayoría, los festejos y el clima invitaban a quedarse en casa pero él se había pasado la noche cavilando acerca de lo que podría regalarle a alguien muy especial, Michaelis no era un simple mortal y como si no bastara con tener una vida extensa, millones de dólares y un atractivo único. Podía decirse que lo tenía todo, Adler nunca fue muy creativo en cuanto a regalos o sorpresas pero era capaz de centrar toda su energía en la búsqueda de algo original u especial, lo primero que acudió a su mente fue regalarle una composición, pero la música parecía haberse ido de vacaciones y cada vez que se sentaba al piano sentía sus dedos como si éstos fuesen de cartón. Luego, cuando el reloj marcaba las tres y media de la mañana pensó en una mascota, pero Mich era un vampiro que dormía durante la mayor parte del día. Las opciones eran desechadas por él mismo apenas se le presentaban y, por ello apenas amaneció se levantó algo ofuscado dispuesto a recorrer la ciudad completa hasta encontrar algo que encajara con lo que deseaba darle.

Mientras bajaba en el ascensor pensó en la primera vez que lo vio, era un Bar nuevo del cual todo el mundo hablaba, uno de esos lugares de moda en dónde la créme de la créme acudía. En su juventud no le importaba ser tildado de snob por lo que el tercer día estuvo allí vestido con ropas de marca y un poco de mayor esmero de lo habitual, su intención principal era la de salir en alguna revista de modas o las páginas sociales pero, apenas ingresó al lugar, su mirada se encontró con unos relucientes ojos entre verdes y celestes. Adler se quedó prendado de ese hombre que vestía completamente de negro, que lucía un poco sombrío en comparación al decorado de brillantes colores que imperaba en el lugar. No necesitó ser un conocedor para descubrir que tenía dinero y, llevado por el ímpetu de su juventud se acercó con cierto desparpajo. El hombre se veía sólo unos pocos años mayor y a medida que se acercaba, sentía cierta ansiedad por saber cómo lo recibiría ¿Qué haría si lo mandaba a freír monos a China? Al pianista no le gustaban los rechazos, no era algo a lo que estuviese acostumbrado. Se quedó de pie sosteniendo la copa de champagne de cortesía que le había entregado un mozo y levantó la mirada. El muchacho resultaba algo intimidante pero detrás de esos ojos hermosos descubrió un matiz de diversión y, esbozando una gran sonrisa murmuró:

- Tienes los ojos más hermosos del mundo - se quedó callado, confundido con que esas palabras fueran lo primero que le había venido a la mente, en lugar de un buenas noches o algún comentario ingenioso acerca del lugar.

Adler regresó al momento actual, habían sido muchas las fiestas en las que solían llegar juntos y comenzar a ligar como condenados, era un pequeño acto privado entre los dos, apostaban acerca de a cual chica ligarían o quién se llevaría a más a la cama. De alguna manera extraña, pese a la admiración que el pianista sentía por Michaelis, nunca tuvieron un romance propiamente tal. Adler pensó en que aquello seguía sin cambiar como si el tiempo se hubiera detenido dejándolos clavados en una época en dónde ni retrocedían ni avanzaban, para él Michaelis era como un hermano mayor, como ese líder innato que dirige ejércitos y se gana el reconocimiento de sus soldados a raíz de su valor y carisma o, como ese mejor amigo que sabes que nunca te abandonará ni siquiera ante un apocalipsis zombie u alienígena. Realmente significaba muchas cosas, demasiadas y temía que todo eso muriera cuando se embarcaran de lleno en una relación sentimental. El frío exterior le golpeó con fuerza y se acomodó la bufanda verde que le robó antes de salir apurado. Las calles estaban vacías y una ligera brisa soplaba desde el oeste, pero pocas hojas quedaban para ser barridas por el viento y el invierno era el rey y señor de la ciudad como todos los años en esa época.

El moreno, echó a andar con grandes zancadas, su mente trabajaba a mil por hora para hallar algo que Michaelis necesitara, una idea loca iluminó los escondrijos de su mente al pensar en que tal vez fuera otro vampiro lo que necesitara y no un humano problemático con claras tendencias psicópatas. Adler pasó por enfrente de una florería en dónde acababan de llegar las flores frescas para ser vendidas y adornar los tocados o jarrones de algunas damas, pero no eran flores algo apto para un hombre como Michaelis, el cual no tenía ni un atisbo de femineidad en sus poros. Continuó caminando y pensó en literatura mientras los taxis y algunos buses circulaban por las calles. Fue a tiendas de música y también a algunas librerías especializadas pero seguía sin lograr un regalo que le convenciera, las horas comenzaron a transcurrir lentamente como nubes gordas que se arrastran por el cielo con pereza, Adler comenzaba a inquietarse y estuvo tentado de llamar a Desmond para preguntarle ¿Tal vez sangre fresca? podría hallar a una víctima y, claro, el escogería una mujer de clase alta. Se detuvo en una cafetería mientras revisaba nervioso su móvil buscando sitios en dónde dieran regalos originales y mientras esperaba a que el somnoliento muchacho le atendiera, recordó otro momento que podía calificar de memorable: El día que Adler estuvo a punto de declararsele.

Fue una mañana límpida en dónde Nueva York relucía después de tres días de lluvia intensas, aquella madrugada se había despertado con la sensación de soledad y vacío abrumadoras que solían presentársele en momentos fugaces y totalmente inesperados, mientras se apartaba el cabello del rostro tomó una resolución y, corriendo a la ducha se duchó con rapidez mientras salía raudo en su motocicleta para ir al apartamento de Michaelis, llevaba un brillante discurso preparado mientras conducía como un poseso, en dónde enumeraba todas las razones por las que debían de estar juntos y, en otra lista, daba las razones por las que no, las cuales eran nulas. Recordó haberse estacionado y fue en ese momento cuando vio a Michaelis saliendo del lugar junto a dos personas...Adler parpadeó mientras el alegre trío se marchaba sin verlo y se perdían entre la multitud. Cabizbajo se devolvió y olvidó por completo esa loca mañana en dónde casi estuvo a punto de declararse. El jovencito le tendió su café y, presa de una inspiración súbita, lo tomó para darle las gracias con una sonrisa radiante. Pensando en que no necesitaba recorrer la ciudad completa en una búsqueda frenética de un objeto que no encontraría porque, sabía en lo más profundo de su corazón, que era lo que Michaelis quería.

Se devolvió mientras silbaba una alegre tonada, bebió el café y subió corriendo las escaleras, a esa hora su compañero dormía por lo que tendría las horas suficientes para darle el único regalo que podría hacerle. Apenas llegó, se sentó enfrente del piano de cola y las horas transcurrieron fugaces mientras componía una partitura especial. Adler apenas comió y bebió durante el día hasta que la pequeña sonata estuvo lista, era algo melancólica y tenía toques alegres, era..en resumen, todos los momentos que había pasado en compañía del vampiro desde aquel momento en el Bar, la tocó una y otra vez afinando detalles hasta que sintió que estuvo lista. Cuando se incorporó le pareció que habían transcurrido siglos, se dirigió a la alcoba para ver si éste ya se hallaba despierto y sonrió: - Me desperté esta mañana tratando de hallar el regalo perfecto, pensé en orquídeas e incluso en un cachorro muy peludo pero...finalmente decidí que el único regalo que puedo darte, es algo que provenga desde mi corazón - sonrió y lo jaló hasta dónde estaba su piano para comenzar a tocar poniendo toda su alma en ello. Estaba seguro de que éste comprendería de esta manera la inmensidad e intensidad de sus sentimientos sin tener que cagarla usando las palabras, que se le atascaban o terminaba diciendo algo que no quería para cambiar por completo la situación,

Adler tocó mientras sentía como algo épico y magnífico parecía fluir a través de él y a través de esa melodía, que si tuviera letra diría algo similar a esto:



Bueno, este es mi pequeño regalito para tí Edith, espero que te guste y lamentes si resulta raro, aún ando algo cruda pero lo importante es que deseo enviarte un FELIZ CUMPLEAÑOS gigante!!! te quiero mucho y te deseo,lo mejor. Atte: User de Adler xD

:crymoon: :´): :foxy

SAKJSKAJDKAJSKDHDAJSAGDHKAJS No tengo palabras para agradecerte pero sabete que me has hecho muy feliz *3*