Simplemente complejo {Reflexiones}

Soy simple. Hoy sencillamente me di cuenta de ello, vino a mí tras dejar atrás a la última persona que vería en el día. Me di cuenta de regreso a casa, cuando me crucé con el vecino que siempre saca a su Golden a pasear por las noches. Soy simple, no porque mi carácter sea fácil de descifrar pues hay veces que ni yo misma logro hacerlo y llevo veintiséis años conmigo misma; tampoco es porque mi línea de pensamiento sea llana cuando resulta tan laberíntica como la de cualquier otro. Soy simple porque las cosas simples me hacen feliz. Complicado fue el proceso para llegar a darme cuenta de lo simple que es todo y así de difícil es que a menudo pierdo el norte y lo hago rebuscado, me enredo donde no debería hacerlo.
Soy esa chica a la que muchos dicen conocer pero de la que sólo se conocen aspectos. Buenos, malos, tolerables o no; aspectos que no representan su totalidad ni tampoco su parcialidad sino fragmentos diseminados de su alma; las piezas de un rompecabezas. Para algunos soy la chica que no habla por las mañanas, que le cuesta arrancar sus días pero que, cuando lo hace, es difícil que se detenga. Soy la chica que, al caminar por la calle, suele recibir todos los papeles que pudieran darle en mano para botarlos en el primer cesto de residuos que encuentre, sólo porque sabe que el que los reparte está trabajando; la que camina como si viviera en una carrera, rebasando a las transeúntes más lentos por la izquierda. Esa chica que suele esquivar la mirada cuando se encuentra con gente que no conoce porque siente como un ataque personal fijar la vista en un individuo. Que se guía por sus sentidos, incluso ese sexto que acierta siempre. La que no sabe discernir cuando alguien está jugando con ella o intenta seducirla. La que adora ir al cine y selecciona las palomitas más dulces mientras la luz aún inunda la sala. La que por momentos quiere estar a solas y otros acompañada, pero siempre con gente de calidad. Esa chica a la que le gusta escribir, que lo hace mejor en la mañana cuando sus sueños aún están frescos o por las noches cuando todos duermen y las ideas aún no se han agotado, que a veces lo hace sobre temas extraños y otras sobre objetos que no deberían usarse para escribir sobre ellos; escribe cosas que no se entienden, cosas que guarda en su interior, cosas que quisiera ser, cosas que son. Que cuando sueña lo hace con el alma y el corazón pero a veces sueña tanto que sus propias fantasías la perturban.
Soy esa, la que no cree en las casualidades sino en las causas, que los efectos de su vida están encadenados a una fuerza mayor de la que todos somos parte. Una que admira a quienes tienen vocación y pasión porque ella misma es una apasionada y aunque no haya encontrado su verdadero lugar sabe que aquello que más ama es tan simple como la vida misma. La misma simpleza que al ver de cerca se vuelve compleja.  
Soy la que antes de salir de casa se mira al espejo y se sonríe, la que también lo hace antes de ir a dormir; esa que con los ojos le pregunta a su reflejo “¿Cómo estás hoy?” Y a veces éste le responde con lágrimas. Soy esa que todos ven y la que a nadie muestro también; esa que a veces se escapa a pesar de que la escondo. La chica alegre, la malhumorada, la tierna, la loca, la divertida, la retraída, la extrovertida, la artística, la reflexiva, la filosófica; la que debería haber estudiado psicología pero se conforma con leer sobre el tema porque no quiere ejercer. La que es indulgente con otros porque todos pueden tener un mal día. La que cuando le dicen que es bonita se pregunta si cuando conozcan sus sombras, esas que encarnan cada uno de sus personajes, seguirán diciendo lo mismo. Soy una, soy muchos; soy eso: un conjunto de simples cosas que, enlazadas entre sí, forman la complejidad de una vida. Pasado, presente, futuro. Soy, y eso es tan simple y complejo que perturba.