En algún lugar del pasado [NikoXOwen]

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Mensaje por Nikolai Milkovich Sáb Mar 28, 2015 3:45 pm

Pequeño extracto de la historia que se me vino a la mente como un posible encuentro anterior entre Owen y Nikolai.
Queria subirlo a alguna parte, supongo que este es el lugar más correcto para ello.

– ¿Cuanto tiempo vamos a continuar así?

La voz del chico de cabello oxigenado le llegaba desde atrás, no lo esperaba, a fin de cuentas le había dicho que se marcharía él primero, y esa vez iba sin un doble sentido. Se paró en mitad de la acera y se giró a mirarle con las cejas levantadas, esperaba alguna explicación más concreta para esa pregunta, a fin de cuentas era demasiado amplio el concepto de aquella pregunta.

– ¿A que te refieres exactamente? – Nikolai se pasó una mano por el cabello al preguntar eso y ladeó el rostro ligeramente. Observó como su compañero de trabajo había salido con la mitad de la ropa de la sesión puesta y eso le hizo sonreír, le gustaba como le quedaban los pantalones que estaban anunciando aquel día – hago tantas cosas contigo como sin ti. Deberás ser más concreto.

El yugoslavo miró de reojo hacía la puerta de la que había salido su acompañante. Podría salir cualquier otro y se solía preocupar por dejar aquello tan extraño que tenía con Owen a un lado del trabajo, aquella gente conocía a su amante, al subdirector de la revista donde trabajaban ambos de vez en cuando. Y aquel hombre era el responsable de su bienestar por el momento, él pagaba el piso donde vivía, las facturas y la comida de dicho lugar. A cambio solo tenía que hacerle compañía y dejar una parte del dinero que ganaba para aquellos gastos, pero una parte tan ínfima que vivía genial dándose a otros vicios a diario.

– A que te alejes de mi cuando me acerco si están ellos delante. No me escondo de nada ni de nadie – los pasos del rubio se aceleraron hasta quedar a escasos centímetros de él, rodeó su ancha cintura con una de las manos y sus rostros quedaron casi pegados, Nikolai no se opuso, le encantaba aquella forma atrevida de actuar, pero tampoco hizo nada para hacer que el acercamiento fuera aún mayor, al fin y al cabo él se jugaba su modo de vida a base de aquello – quiero que dejes a ese viejo de una maldita vez. Debería asquearte pensar en tirártelo cada noche, no huir de mi por él.

– Si me lo tirase cada noche el viejo ya no sabría que hacer con sus fuerzas – le respondió riendo ligeramente, puso ambas manos en el pecho del contrario y lo empujó sin demasiada fuerza, rechazando aquel abrazo – pero no lo voy a dejar, y ya te he dicho varias veces porqué. Si pierdo este trabajo me quedo sin nada. No soy tu.

La fuerza ejercida no fue suficiente para romper la cercanía o el agarre que el otro había iniciado, y no le dejó que lo forzara más, en realidad, ni tan siquiera respondió a sus palabras. Su boca se ocupó de algo más serio e intenso, sus labios se pegaron a los del contrario robándole un beso más que apasionado, un beso entregado y completamente plagado de un sentimiento de deseo y placer increíble para su primer beso de aquella noche. La espalda de Niko chocó contra la pared al haber retrocedido lentamente y notó lo frío del hormigón contra la espalda, jadeó ligeramente al sentir como era apretado allí y no podía retroceder.

– No me voy a disculpar si te beso cada vez que me venga en gana hacerlo. Y podrías buscar otro trabajo. Te puedo ayudar, tengo contactos – la voz de Owen era suave, no hacía falta elevarla pues realmente sus labios aún se rozaban cuando los movía. Miró de reojo él también hacía la puerta en aquella ocasión y puso una mano sobre la pared, cortando el único camino que pudiera tomar el castaño para salir de allí – podrías vivir en mi piso hasta que encuentres algo barato, podrías hacer lo que te diera la gana, pero eliges estar con él. Ser un puto juguete en manos de un tipo adinerado con esposa e hijos de tu edad. Es tan asqueroso...

Sus palabras se quedaron en el aire pues hicieron enfadar realmente a Nikolai y le empujó con suficiente fuerza como para librarse de él. No tenía mucho sentido de la decencia o la moral, ni tan siquiera de la vergüenza, pero era orgulloso, y sus palabras le habían llegado a lo más oscuro de su alma, al fin y al cabo había algo que no conseguía y era lograr su sueño. Llevaba ya mucho tiempo en Nueva York tratando de alcanzar algo por él mismo, ser actor, de cualquier modalidad. Había tomado clases, hecho castings y nada tenía sentido para él al parecer. Que un niñato con facilidad para el modelaje fingiera saberlo todo de él le molestaba. No podría alcanzar cualquier cosa, no podría hacer lo que le diera la gana.

– Que te follen Owen – empezó a caminar a paso ligero. Que el viejo diera asco o no le daba igual, había hecho cosas peores en aquella ciudad y no le importaba, era un lugar donde todo tenía cabida, una ciudad en la que podía experimenta cualquier tipo de placer sin que otros le mirasen raro o le juzgaran, si es que sabía donde buscar. No era eso lo que le había molestado, porque sabía que hablaba desde una posición de tipo celoso obvia, aún cuando no lo admitiera jamás – y no vuelvas a mencionarlo. Si te molesta lo que hago, búscate a otro.

Apretó el puño en cuanto dijo aquello. No quería que se buscara a otro, quería ser él, quería que lo siguiera y volviera a decirle lo de ir con él. Le había gustado oírlo, su casa, sonaba mejor que un frío apartamento para polvos casuales. Pero el orgullo, como siempre, había jodido la oportunidad para decir que si, que iría con él hasta el fin del mundo de ser necesario porque había comenzado a gustarle hacía ya tiempo. Porque disfrutaba con él, lo pasaba bien y era libre aún así.
Pero no oía pasos tras de él y no podía girarse, no podía simplemente volver el rostro y verlo ahí parado porque había sido él quien había escogido marcharse, y no era una niña llorica de esas que salen corriendo en cuanto ven al hombre que les gusta, ni una de esas que hacen lo contrario a lo que quieren para llamar la aten-.

– ¡¡Nikolai!! – su voz, grave y fuerte, interrumpió aquel pensamiento y le hizo parar en seco parar girarse, lo vio ahí plantado, justo donde había estado un instante antes, con una sonrisa enorme en los labios, como si acabara de ganar algún tipo de campeonato – vas a vivir conmigo te guste o no. Deja de comportarte como una niña estúpida y sé el hombre que tanto me gusta.

Los ojos del europeo se abrieron de par en par al oír aquello y verlo sacar el teléfono móvil, tardó en reaccionar, no entendía nada. Pero al oír las primeras palabras de la conversación que el rubio estaba iniciando lo entendió todo, se le subió la sangre al rostro y corrió hacía él, lo pegó a la pared con un gesto brusco y le oyó reírse contra el auricular, negar y decir su nombre otra vez.

– … si, vendrá conmigo, y si él no trabaja en su revista yo tampoco … – la conversación funcionaba entrecortadamente por culpa de los intentos de Niko de arrebatarlo el móvil, intentos tan vanos como vacuos, porque no quería hacerlo en serio – … supongo que a su mujer no le gustaría saber quien usa su apartamento de la ciudad ¿no? Ah, está aquí, puedes saludarle – después de decir eso separó el móvil y dejó de reírse por la estúpida forma de intentar pararle que el castaño tenía, le pasó el teléfono y lo envolvió con los brazos. Divertido. Obtenía aquello que deseaba, y de paso se lo daba a él también, nadie perdería allí – vamos, dile lo bien que lo pasas conmigo, puedo hacértelo mientras le hablas.

Nikolai no dijo palabra, al obtener el teléfono oyó al otro gritarle al auricular, parecía sumamente enfadado pero a la vez asustado. Claro, él era algo que querría ocultar sin dudarlo, le dolió más de lo esperado pensar en ello y dejó que Owen comenzara a besarle la nuca mientras pensaba si realmente quería decir algo o no.

– Adiós Richard – pulsó la única tecla del teléfono para colgar y suspiró, dejando caer el peso de su cuerpo sobre el del chico que ahora le hacía de apoyo. Se había quitado un peso de encima y se sentía liviano, feliz y un poco aterrorizado. Llevaba más de seis meses con una estabilidad desconocida para él ¿y ahora qué? – vas a tener que hacerte responsable de eso – susurró mientras dejaba que su mirada se perdiera en el horizonte de la calle. Dejó que su cabeza, casi inerte se apoyara ligeramente en el hombro del otro y notó las manos de él envolviéndolo, quedando ambas a la altura de su cintura. Entrecerró los ojos y trató de no imaginar lo que pasaría de ahí en adelante ¿se habían convertido en pareja de la nada? Él parecía tan libre, tan genial, tan... poderoso sin tener nada de poder, que realmente le agobiaba competir con él por la supremacía en algún sentido, pero todo iría bien – gracias Owen. Vamos a acostarnos en su cama antes de devolver la llave.

Una sonrisa y una mirada cómplice fue suficiente para ellos, para abandonar aquella pared e ir directos al nuevo capítulo de la vida de ambos en ese momento.
Nikolai Milkovich
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