Marcus Coppola | Esta búsqueda es prioritaria para mi personaje, forma parte de su pasado y presente, una pieza indispensable para continuar con su trama y que tenga un rumbo concreto conforme a su historia. Estos dos personajes, como comentaba ya y reiterando, tienen una historia muy bien formada, por lo que se debe estar muy bien enterado del pasado para continuar. Al leer la ficha de Malena notarán que habla de la separación de Marcus en los años 1960's, luego de este año dejo en completa libertad de decisión a la persona que guste animarse a tomar este personaje. Esto abarca desde el porqué no pudo reunirse luego con Malena desde ese entonces, qué ha estado haciendo todos esos años, si ha tenido otro amorío (aunque esto haría cambios drásticos en la búsqueda, puesto que una de las finalidades también para esta es que Malena pueda reencontrarse con su eterno enamorado). También pongo a su elección el motivo por el cual se encontrarían nuevamente en Nueva York, lo único que pediría además de que incluya en su ficha parte de la historia pasada de él que dejaré más abajo, es que siga portando el anillo que Malena le regaló (más detalles en el mismo resumen que dejaré aquí) He de decir también, que esta es una historia que una persona antes me dejó descontinuada, traje las posibilidades de poder usar a estos personajes nuevamente en este foro con la firme intención de revivirlos. Porque me pareció que pudo haber sido una historia tan linda como para dejarla descontinuada, espero que la persona que se pueda animar a tomar al personaje, sepa que yo le tengo mucha fe y cariño a esto, que deseo mucho que salga bien y que pues.. Que espero verlo pronto. Como dato adicional, debo decir que antes que se decida alguien a tomar el personaje, si no es un inconveniente, me podría contactar por Mp para una pequeña prueba de roleo. Al estar todo tan concretado, me gustaría que esta buena y maravillosa persona tenga esa disposición de hacer un rol realmente memorable para ambas partes. También voy a dejar parte de la personalidad de Marcus, esto también podría contar como historia pasada, si es que la persona que tome el personaje desea darle otro carácter, pues, adelante... Puede hacerlo. |
Vampiro| 480 años aparentes 30| Bando a elección| Pb para su reserva Sam Claflin - Personalidad e historia para Marcus Coppola :
Personalidad:
Un hombre con carisma y un encanto que procede de su galantería; con los años construyó una personalidad que le traía contactos, enemigos, facilidades y amores que podía o no estar buscando. Es a su vez un intelectual, fanático sin remedio de las artes. Para sus enemigos nunca pierde el sentido de la fatalidad; para sus allegados, que tendrán para siempre su palabra de cuidado y protección, un ser digno de admiración. Aun con esto no hace distinción sobre estos dos grupos al hablar de mujeres y niños; jamás pudo perder ese sensible respeto por la inocencia y la belleza, que, en lo primero, perdió desde muy pequeño. Cabe decir que es calculador al sentirse amenazado, sin perder la compostura siempre planeará las más ingeniosas formas de venganza, que empleará de manera crónica y sugestiva. Al buscar a una víctima gusta de un buen juego, ya sea de palabras y hasta a veces con sentimientos, cree que no hay nada mejor que llevar a la víctima silenciosamente y con cuidado hacia su destino. Sobre su futuro no ve nada concreto, en tantos años no ha dejado de sentir que sus asuntos pendientes simplemente no terminan, lo que le hace ver que el pasar de los días, meses, años, es una buena manera de invertir tiempo que fue obsequiado para sí.
Historia de orígenes: “La puerta que nunca se cerró, cuando una vez vivió en Venecia, año 1536, un gélido diciembre para la mayoritariamente cálida ciudad Italiana. Los Tudor contemplaban en controversia los peores escándalos del siglo, allá, lejos en la Gran Bretaña; mientras que los españoles invadían el territorio de su país junto a los franceses. Algo que tiene en común la entera “civilización” es su insaciable deseo de poder. Su esmero por tenerlo todo, sin importar a quienes verán afectados en el proceso”. Gracias a esto, yo, siendo un simple niño, me vi en la necesidad de escapar de la casa en donde unos ancianos me acogían. ¿Mis padres? Nunca lo supe, en lo que a mi memoria respecta, comienza cuando tenía 3 años. Para entonces yo ya estaba comiendo junto a ese adorable par en su mesa. No eran mis abuelos, el viejo siempre quiso que le llamara Lorenzo; la cariñosa dama que era su esposa dejaba que le llamara “Nonna”, aunque cuando se molestaba tenía que forzosamente llamarla “Mia Regina”, algo que me causa una gracia y una sensación de calidez al recordarlo en este doloroso presente. Esto fue lo más cercano que tuve a un hogar. Los conflictos bélicos llegaron pronto desde Lombardía, siendo más exactos, Milán; aledaño a Las divisiones de Véneto hasta ahogar la región de islas con sus amenazas y muerte. Esto desató la violencia en los mismos habitantes, que abusaron de su necesidad y la pobre vigilancia que brindaban las autoridades. La rebelión para saber quien se quedaría con el Ducado estaba por concluir, pero antes de que se amedrentara la paz por unos cuantos años, la guerra dejaría una huella a la flor de mi niñez. Un día aparentemente normal, unos ladrones entraron a la casa de los ancianos pasada la medianoche; yo me encontraba dormido, y desperté abruptamente cuando escuché los alaridos de Nonna de repente. Mi primera reacción fue meterme bajo mi cama y cubrir mi pequeño cuerpo con una manta, esperando que esto fuera un camuflaje en medio de la oscuridad. Pese a lo asustado que estaba, me quedé bajo la cama incluso horas después de que dejé de escuchar gritos y llanto; mis mejillas estaban empapadas con mis propias lágrimas y por debajo de mis fosas nasales escurría mucosidad. Todo esto se secó en mi rostro y una vez que comencé a sentir que dormitaba, salí de mi escondite. La escena debió haber sido tan impresionante, o eso me pienso, porque no recuerdo con detalle los cuerpos de mis cuidadores, que salí corriendo y no miré atrás. Tampoco miré hacia adelante, mis piernas se detuvieron al hundirme en el agua del canal central. Agité mis manos contra las ondulaciones que creaba, en un intento desesperado de salir, o hacer lo que estuviera en mí, porque nadar no sabía. A punto de perder la consciencia, mi oído detectó un cuerpo cayendo a un lado mío, bajando por las aguas hasta llegar a mí, me cogió por los laterales, debajo de mis axilas y me empujó para sacarme del canal junto con él. Al saberme de nuevo a salvo, perdí la noción de la realidad y cerré los ojos. ¿Y qué vas a hacer con él ahora, eh? No creo que quieras adoptarlo. Comencé a escuchar voces al recuperar la sensibilidad del cuerpo y mis sentidos, mi pecho dolía y mis lágrimas brotaron nuevamente al tener un fugaz recuerdo de lo antes sucedido. Sólo quise salvarlo. No tengo motivos en realidad. Podemos conservarlo por ahora, enseñarle cosas que debe de saber para ser nuestro mensajero. No tiene a dónde ir, lo vi en sus recuerdos. Cuando enfoqué correctamente, vi a un hombre, un adulto que rondaría los 50, éste estaba justo frente a una hermosa mujer que centraba toda su atención en las llamas de la chimenea que los separaba; ella parecía querer perderse en el fuego. Mira, ha despertado ya... Dijo el hombre, quien se acercó hacia donde estaba yo, abrigando sus manos en su túnica, de la habitación que aún con la enorme chimenea, estaba algo fría. Mi cuerpo y cabello sí estaban secos, (mi cara ya no lo estaba) con probabilidad me habían cambiado mientras dormía. La dama junto al calor de las brasas me miraba con precaución y pena; cruzada de brazos, sonrió poco después ya ante mí. No te preocupes, niño. No sufrirás nunca más... ... La más grande mentira que alguien me hubiera contado alguna vez. La mansión donde me ampararon no era sólo eso, sino que además se resistía de caer en la modestia. Estaba claro que ambos poseían bienes a los que no me acostumbraría en un tiempo. Esa impresión, junto con que aquella mujer me parecía extremadamente deslumbrante, elegante, sosegada... Pero esto último en apariencia nada más; y el hombre portaba un aura oscura todo el tiempo, además de que era excéntrico hasta la médula. Estas cosas, que fueron mis primeros pensamientos sobre lo que sería yo después, nunca hubieran dado paso a creer que danzaba en una cuerda floja, al borde del peligro; eso, o simplemente era un niño que no entendía siquiera cómo era el mundo de los humanos. Los años pasaron y crecí hasta ser un joven adulto, la dama que se apiadó de mi, a la que ahora llamaré Malena, se tomó muchas molestias al brindarme más que un simple techo en el cual refugiarme del frío por las noches, formó a su vez un nuevo inicio para mi, cambiando por completo el destino que le deparaba a un huérfano sin absolutamente nada. Se me instruyó, no solamente con el alfabetizar mi entorno, también se me inculcaron las materias de música, matemática, política, ciencias y las artes plásticas. Algo de lo que se quejaba frecuentemente el hombre que hacía de compañía a Malena, (puesto que no parecían ser una pareja) a quien ella nombraba Giacomo, es que yo no necesitaba todo eso para ser nada más y nada menos que un mensajero; que no me vestía como tal, que no me había educado como tal, y por sobre todo... Que no me trataba como tal. Todas esas cosas tocaban su moral y le hacían rabiar frente a mí, pero tenía razón, siempre la tuvo, ella no me vio nunca como alguna obra de su caridad. La dama me dio su apellido cuando tuve la edad suficiente para hacerme pasar por un hermano suyo (esta no lucía de más de 27 años), me otorgó a su vez un nombre y la vida que me había dado la hizo cambiar una vez más; yo no supe cómo agradecerle todo aquello, tan sólo me convertí en su fiel sombra y le brindé mi consejo y afecto, como ella tanto lo necesitaba. Cuando los años pasan, te das cuenta, por sentido común, que el orden natural de las cosas es que a través de ese tiempo, uno va cambiando, envejeciendo; esto no pasó con Giacomo y Malena. De decir más, se agregarían a esto detalles insólitos que me harían pensar que no llevaban una vida como la de cualquier otro noble de la época, incluso como ningún otro ser humano. No comían ni bebían a la vista de alguien, no marcaban el reloj en su cuerpo, no salían de día, no enfermaban, ¿Qué era lo que hacían, para ser así?, ¿Con qué propósito? Pregunté más de una vez, no quería ser un entrometido, pero cuando Malena me contestaba con una sola sonrisa y volvía a sus asuntos, yo no hacía otra cosa que no fuese retirarme y atender, o tratar más bien de comprender, sus secretos. El cúmulo de libros en su biblioteca privada, dedicando a esta todo un salón, no pudieron revelarme en absoluto nada; sin embargo, las leyendas que esclarecían en mi registro mental me daban motivos para pasar la noche en vela. No hubo mayor necesidad de seguir indagando por mi parte, aunque ya habían pasado otro par de años, entonces fui un hombre que parecía mayor que ella, pero que no se sentía como tal, al ofender mi sentido de la razón con su rostro siempre joven; como nadie lo esperaría ya a ese punto, una noche ella me citó en su recinto pasada la media noche, había comentado que quería charlar conmigo y darme un obsequio, pues se acercaba la fecha en la que me había rescatado del canal, la que celebrábamos como mi aniversario. Me hizo sentar en su cama, junto a ella, quien guardaba una caja de madera pequeña en sus manos. Promete... Prométeme. Que cuando conteste a todas y cada una de tus preguntas, nunca te irás de mi lado... Me hizo garantizar hasta el cansancio que así sería, y hasta que no le quedó menor duda de nuestra promesa, comenzó a hablar. Me contó de todo esa noche, sobre su nombre real, su lugar de procedencia, edad hasta el momento, qué era Giacomo para ella y porqué debía permanecer junto a él; también me dijo cómo le convirtieron y cuál era el costo a pagar por vida ilimitada. Otra cosa de importancia, que iba junto a un voto de confidencialidad entre los dos, es que el vampiro que la tenía restringida en Italia no debía saber menor detalle sobre la declaración que me estaba dando, que actuase como lo hacía de costumbre y que llevase de ahora en adelante algo conmigo. En ese momento, me obsequió tres cosas: Una sortija, idéntica a la que ella portaba día con día pero con un modelo masculino. La joya roja que lo ornamentaba simbolizaba la sangre que iba a unirnos sin alterarnos, como las épocas que azotaban su sonrisa, intacta pese a su tormento. Su amor incondicional, pues había visto cada faceta de mí. Un niño desamparado, un astuto aprendiz, y un hombre, del cual se había enamorado. Mi último ser fue bautizado con un beso de sus labios, que al yo responder, me demostró que yo sentía lo mismo; no iba a dar un paso atrás a lo que siguiera después, la quería como si se tratara de mi más preciada posesión. Y por último fue, su abrazo. La conclusión de la ceremonia que mientras danzantes, gozábamos de los primeros frutos de nuestra adoración, el uno por el otro, nada ni nadie más de por medio. A su paso, la muerte y una metamorfosis que con deleite aceptaba, fueron haciéndose de mi cuerpo. La siguiente vez que abriese los ojos, ya nada sería igual... "
En los años siguientes hicieron lo que también se menciona en la ficha de Malena, huyeron de país en país hasta que al final se separaron en Londres, año 1960.
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